NUESTRO DÍA A DÍA

Ese lugar donde impera el sentir sobre el ser, donde uno se encuentra consigo mismo, donde uno respira el alma del paisaje y percibe su esencia. Donde se oye el silencio, se huele el vacío, susurra el viento y el frio entumece el instante.

Si bien el tema es punto de partida, transmisor y medio para expresar y suscitar un estado de ánimo; valiéndome del mismo, la bahía primero y sus desnudas bajamares, mariscadoras que la acicalan en su particular mundo. La orilla del mar constante en mi obra, paseando una y otra vez por sus húmedas arenas y solitarias playas, buscando la soledad del momento y queriendo aquello hacer mío, me ha servido para expresarme intentando dejar un aroma que permanezca sobre el tema, una fragancia que inhalando profundamente deje un regusto que perdure en nuestro interior.

Mi pincel se ha posado igualmente sobre calles mojadas que hacían suyas luces y reflejos, carreteras donde éstas eran lo menos importante, y tantos otros temas en los que de una u otra forma el agua, estaba presente inconscientemente, y finalmente dejando al cuadro que hable, siempre tratando de transmitir aquel sentimiento primigenio y la emoción que aquello que tenía delante de mis ojos me producía.

Hoy me encuentro entre niebla, nieve, praderas y montañas, donde el roció reposa sobre la braña, la bruma sobre la hierba suaviza el horizonte, la nieve posada descansa. Allí donde uno busca igualmente la paz de espíritu y soledad del lugar; la armonía con la naturaleza, el sosiego del alma, el silencio.

Los delicados ocres, matices aterciopelados y tonalidades evanescentes de mis playas hoy se transforman en blancos y sutiles verdes, todo ello adentrándome donde yo quiero estar, sentir, y compartir a través de mi obra.

Espero y deseo que encontréis, al contemplarla, la misma paz, gozo y sosiego que esos lugares de silencio a mí me proporcionaron.